¿CÓMO AYUDAR A MI HIJO A QUE LOGRE DESARROLLAR SU HÁBITO DE LECTURA?

Durante toda la vida académica, los estudiantes pueden presentar diferentes dificultades que afecten su rendimiento académico. Especialmente durante la educación secundaria y media, donde suelen evidenciar múltiples factores que los limitan, como los son la asimilación y comprensión de lectura, lo que interfiere en su proceso formativo en todas las áreas. Si consideras que este es el caso de tu hijo, permítenos mostrarte la historia de Carolina y Sara.

Carolina es madre de Sara, una adolescente de 16 años que desde el año anterior ha tenido un desmejoramiento muy significativo en su rendimiento académico: durante los últimos periodos, Sara ha reprobado varias áreas, lo que preocupa a su madre, pues no quiere que pierda ningún año y espera darle todas las herramientas necesarias para que alcance sus sueños.

En la última reunión de padres de familia, su directora de curso afirmó que uno de los principales problemas que presenta Sara es su dificultad en los procesos de lectura, lo que ha afectado, no solo las áreas de humanidades, sino incluso las de ciencias naturales y exactas.

Preocupada por esto, Carolina buscó ayuda psicosocial, quien le dio las siguientes recomendaciones para desarrollar hábitos de lectura en adolescentes que pudieran favorecer el rendimiento académico actual y futuro de su hija:

1. Acompañar y comprender las necesidades de Sara.

Este es un factor determinante para lograr un acercamiento y ayuda verdaderos entre Sara y Carolina. Comprender que las necesidades de la hija no son necesariamente las mismas de los padres. Asimismo, es necesario entender que las formas de leer y aprender han cambiado con el tiempo. Lo primero, es identificar las formas de aprendizaje de Sara para favorecer su proceso formativo por medio de la lectura.

2. Disponer de un espacio adecuado para la lectura.

Carolina se dio cuenta que, en realidad, su hija no contaba con un espacio adecuado y cómodo para disfrutar de un momento de lectura. Para esto, ella ubicó un espacio de lectura en casa, con la suficiente luminosidad, un asiento y escritorio adecuado y elementos a la mano que Sara pudiera necesitar para sus momentos de lectura. Este espacio estaba alejado de la sala o espacio en donde habitualmente concurrían muchas personas, factores que podrían causar la pérdida de la concentración de Sara.

3. Brindar la oportunidad de leer de otras formas.

Si bien el recurso escrito es un elemento central en la formación académica de cualquier persona en todas las áreas del saber, Carolina comprendió que existen diferentes mecanismos de lectura y que los recursos audiovisuales y multimediales también son necesarios y valiosos para su hija.

4. Propiciar espacios externos para el desarrollo de habilidades de lectura.

Si bien, desde el colegio se brindaron programas de acompañamiento a Sara, uno de los cambios más significativos se dio cuando tuvo la oportunidad de compartir otros espacios de lectura, diferentes a la casa y el colegio. Bibliotecas, clubes, conversatorios y centros de cursos de lectura se convirtieron en un aliado fundamental para que lograra superar sus dificultades en el proceso de lectura.

Después de un arduo proceso de acompañamiento, Carolina y Sara lograron comprender que la lectura es una posibilidad inigualable para compartir, aprender y disfrutar desde la comprensión y el cambio.


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John DOE • CEO de MyCompany


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